Kissing Through Glass, Jiří Kovanda. 2007




Años antes de la pandemia del Covid-19, Jiří Kovanda propuso esta invitación a darse un beso con extraños en un museo a través de un vidrio. La invitación se hace explícita con una ficha técnica. El museo se lee como un “espacio seguro” en el que la gente sabe que es una propuesta artística. La ubicación del vidrio y del artista en el museo permiten que la gente “se encuentre” con el artista y la invitación. No hay contacto físico pero existe una invitación y un gesto afectivo.

En tanto invitación, la pieza se construye en función de la agencia del público (de si van o no hacia el artista, o cómo van; todo resulta expresivo).
Esta acción cobra especial relevancia por sus correlatos pandémicos. De un modo similar, se hizo viral la imagen de “la pared de abrazos”, una cortina de plástico en un hogar geriátrico a través de la cual lxs visitantes podían ver y abrazar sin tener contacto físico directo.