Encuentros
El 9 de marzo del 2020 llegó a mí —al igual que a otrxs tantos desinformados en la comunidad universitaria— el primer aviso de la presencia de Coronavirus en Colombia. A través de un correo —muy— oficial, el rector nos comunicaba los protocolos recomendados para evitar la propagación del virus. Aunque desnaturalizar el saludo de beso y abrazo era ya un tema en la conversación pública en la universidad, recuerdo que leer textualmente en el comunicado oficial la recomendación de “evitar tocarnos el rostro con las manos y evitar saludar de mano y de beso” fue para mí muy chocante. Sentía que estaban tratando de regular algo que atañe a la intimidad de las personas. Y sí. Pero claramente no tenía idea de las dimensiones de lo que estaba pasando e iba a pasar.
El 12 de marzo la OMS decretó oficialmente el estado de pandemia y para el jueves 19 a las 11:59 p.m. de ese mismo mes empezaría el “simulacro vital”, que en Bogotá inauguró las subsecuentes medidas de “aislamiento preventivo”, cuarentenas, toques de queda, distanciamiento obligatorio, parcial, interrumpido, etc, que a mayo de 2021, se mantienen de algún modo.
Con esas nuevas condiciones para el contacto físico, me volqué a otras superficies que devienen también en espacios de encuentro. Este grupo contiene algunas de las piezas producto de esa premisa.
